GaleanoBreve historia de la revolución tecnológica

Creced y multiplicaos, dijimos, y las máquinas crecieron y se multiplicaron.

Nos habían prometido que trabajarían para nosotros. Ahora nosotros trabajamos para ellas.

Multiplican el hambre las máquinas que inventamos para multiplicar la comida.

Nos matan las armas que inventamos para defendernos.

Nos paralizan los autos que inventamos para movernos.

Nos desencuentran las ciudades que inventamos para encontrarnos.

Los grandes medios, que inventamos para comunicarnos, no nos escuchan ni nos ven.

Somos máquinas de nuestras máquinas.

Ellas alegan inocencia.

Y tienen razón.

Autor: Eduardo Galeano

Tomado del libro Espejos, una historial casi universal.

 

El papá de las computadoras

Por no ser macho, lo que se dice macho, hombre de pelo en pecho, Alan Turing fue condenado. Él chillaba, graznaba, tartamudeaba. Usaba una vieja corbata a modo de cinturón. Dormía poco y pasaba días sin afeitarse y corriendo atravesaba las ciudades de punta a punta, mientras mentalmente iba elaborando complicadas fórmulas matemáticas.

Trabajando para la inteligencia británica, unos años atrás, había ayudado a abreviar la segunda guerra mundial cuando inventó la máquina capaz de descifrar los indescifrables códigos del alto mando militar de Alemania. Para entonces, ya había imaginado un prototipo de computadora electrónica y había echado las bases teóricas de la informática moderna. Después, dirigió la construcción de la primera computadora que operó con programas integrados. Con ella jugaba interminables partidas de ajedrez y le formulaba preguntas que la volvían loca y le exigía que le escribiera cartas de amor. La máquina obedecía emitiendo mensajes más bien incoherentes.

Pero fueron policías de carne y hueso los que en 1952 se lo llevaron preso, en Manchester, por indecencia grave. Sometido a juicio, Turing se declaró culpable de homosexualidad.

Para que lo dejaran libre, aceptó someterse a un tratamiento de curación. El bombardeo de drogas lo dejó impotente. Le crecieron tetas. Se encerró.

Ya no iba ni a la universidad. Escuchaba murmullos, sentía miradas que lo fusilaban por la espalda.

Antes de dormir, era costumbre, comía una manzana.

Una noche, inyectó cianuro en la manzana que iba a comer.

Autor: Eduardo Galeano

Tomado del libro Espejos, una historial casi universal.

 

Chistes cortos

La única diferencia entre windows y un virus es… que el virus si funciona.

¿Cuantos técnicos de Microsoft hacen falta para cambiar una bombilla? R= Ninguno, es un problema de Hardware.

Quiensehallevadolabarraespaciadora???

Papi, papi, ¿qué significa FORMATTING DRIVE C: 99% completed?

Si eres programador y no logras hacer algo que sirva, llámalo versión 1.0  

 

Referencia Linus con enfoque de Anime. chistes informáticos. Recuperado de https://alsw.wordpress.com/2010/11/21/chistes-informaticos/

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